Hay una ciudad que se despliega en capas, un Madrid que se superpone a sí mismo, donde las historias de lo vivido se amalgaman entre las vetas del tiempo. La obra de Paula Valdeón Lemus es un viaje detenido por estos contornos, una mirada que se demora en los detalles, en los intersticios de la ciudad que, a fuerza de cotidianos, se han vuelto invisibles. Su práctica se asienta en la exploración de la memoria urbana y la materialidad de los lugares que habitamos. Para su proyecto Un número 72, la artista presenta una serie de trabajos que invitan a penetrar en la biografía de un edificio, a prestar atención a aquello que alguna vez fue y que, bajo la atenta mirada de la artista, se transforma en algo nuevo.
Valdeón ha convertido la textura de los espacios en su lenguaje más íntimo. Esta vez, su mirada se posa en el número 72 de la calle Mayor. Allí, en la antigua vivienda de los Señores de Luzón, la artista advierte el eco de un pasado que persiste en la azulejería modernista del siglo XIX, diseñada por el ceramista Daniel Zuloaga, y en las pinturas ornamentales del pintor Álvaro Alcalá Galiano. A la manera del flâneur benjaminiano, cuya errancia por las calles de la ciudad constituye la búsqueda de la propia subjetividad, la artista recorre el número 72 en busca de elementos que revelen su historia. La mirada de Valdeón transita los espacios, dialoga con el tiempo y lo descompone. Su práctica se despliega como una arqueología sensible donde los materiales rescatan esa memoria latente.
Usando técnicas que combinan la trama y el píxel, la artista disecciona el motivo del pavo real, aquel símbolo de esplendor que ahora se fragmenta y reconfigura en composiciones abstractas. Los motivos históricos son así resignificados a través de una sensibilidad contemporánea. El resultado son entramados casi esquemáticos de tonalidades suaves que contrastan con la exuberancia del diseño cerámico original. Las piezas adquieren una cualidad háptica, con texturas que recuerdan al bajorrelieve y a la moldura arquitectónica. Lo táctil se integra con lo visual para señalar la fragilidad de lo construido y la belleza que reside en lo pequeño. Empleando el lenguaje plástico que caracteriza su obra, Valdeón incide en aquello que está oculto y propone una reflexión sobre lo vivido en los lugares que transitamos sin detenernos a mirar.
Cada pieza en Un número 72 es un fragmento de la historia, un testimonio de cómo el tiempo ha transformado estos espacios privados en públicos. El trabajo de Valdeón nos confronta con nuestra propia relación con la ciudad, con la manera en que nos movemos por ella, con lo que elegimos ver y lo que preferimos ignorar. Los edificios, como testigos del paso de los años, contienen relatos que no siempre son evidentes, pero que están ahí, aguardando ser revelados. Este proyecto da cuenta del compromiso de Valdeón con una estética del detalle, con la necesidad de detenerse en aquello que permanece inadvertido. Las piezas invitan al espectador a recorrer la galería con la misma delicadeza con la que la artista ha explorado el número 72 de la calle Mayor. El conjunto de obras es un homenaje a la memoria de la ciudad, a esos rincones que aún guardan el rastro de vidas pasadas. Como un murmullo, el trabajo de Valdeón nos insta a escuchar lo que siempre estuvo allí, esperando a ser descubierto.
Clara Derrac Soria, Historiadora del arte